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martes, 15 de noviembre de 2016

Sentimento de fracaso

[... ¿qué poderosas razones, sin duda de índole económica pero también cultural, llevan a dejar fuera del sistema educativo, de los planes de estudio y de la educación en valores la prevención del alcoholismo como un objetivo troncal? Teniendo en cuenta el grado de penetración del consumo abusivo de alcohol en nuestra sociedad y sus efectos sobre la estructura del tejido familiar y, por extensión, del colectivo, parece prioritario alertar de los peligros del consumo a los más jóvenes. Chicos y chicas cada vez en estadios más precoces se inician bruscamente en el consumo compulsivo, en la borrachera del fin de semana. Para una proporción importante de ellos se trata del bautizo en una forma de concebir el ocio como algo inseparable del exceso, de la aventura de probar lo prohibido: alcohol, tabaco, marihuana, cocaína. De entre todos los que tengan la suerte de no engancharse al consumo de opiáceos y drogas sintéticas, una proporción muy importante se fidelizará ya a largo plazo al consumo de la que es vista de manera más bondadosa: el alcohol, capaz de proporcionar un viaje hacia un estado de amnesia, lejos de los problemas y los tedios de la vida cotidiana, por un precio módico aunque con un coste insuficientemente tenido en cuenta.*]
[...La sociedad no parece ser plenamente consciente de la gravedad que adquiere la dimensión del alcoholismo entre los jóvenes. Cada fin de semana treinta mil adolescentes, más de la cuarta parte todavía preadolescentes, son atendidos en los servicios de urgencias de hospitales de todo el Estado. Representan la punta del iceberg de los cientos de miles qué salen a emborracharse de modo rutinario...]
[...El metabolismo del alcohol presenta diferencias por razón de sexo. Las mujeres son más vulnerables frente al consumo abusivo; no necesitan beber tanto como los hombres para desarrollar una dependencia. Sus órganos diana también sufren antes y en mayor medida los efectos del hábito enólico. El Capital enzimático y la proporción de agua en el organismo son factores que contribuyen a un mayor riesgo de entrar en una dependencia por la vía rápida por parte de las féminas. Sin embargo, eso no significa en modo alguno que el hombre cuente con un blindaje extra frente al riesgo de alcoholismo, dado que su fidelización a un consumo que en principio no detecta como peligroso hace que su percepción del problema se produzca a menudo en fases más arraigadas de la enfermedad. No obstante, a la mayor limitación del hígado de las mujeres para metabolizar el alcohol se suman sus diferencias en masa corporal y volumen de agua para soportar el vertido de etanol intacto y acetildehído a la sangre. Y no por el hecho de que el hábito de beber haya entrenado al hígado en la producción de enzimas, las ingestas excesivas son menos dañinas. La transformación del alcohol no es gratuita; conlleva unos trastornos metabólicos que, aunque durante un tiempo silenciosos, son muy graves e incluyen: hígado graso, hipertrigliceridemia, problemas vasculares y cardiopatía como expresiones necesarias.]
En la escuela nuestros niños y nuestros jóvenes deben conocer los efectos y los peligros del consumo de alcohol y otras drogas, como un eje transversal y principal en un entorno que les incita al consumo a través de la publicidad y de la convivencia con bebedores.
En España se reconoce oficialmente la existencia de tres millones de alcohólicos, pero existen varios cientos de miles sin considerar dado que llevan su enfermedad de manera muy privada. Uno de cada tres es ya una mujer y muchos de ellos lo son en estado precoz, después de debutar con 13 años en el consumo. Sólo uno de cada diez recibe tratamiento, después de más de 10 años, en el mejor de los casos, de excesos continuados. Este déficit de tratamiento con respecto a una enfermedad que es a su vez disparadora de otras muchas dolencias, de accidentalidad y que se constituye en el cuarto factor que más muertes ocasiona en el mundo -datos de la OMS- hay que relacionarlo con diversas circunstancias: la escasa percepción del riesgo que conlleva el consumo abusivo; las trabas para el diagnóstico de la dependencia, que tienen que ver con el carácter estigmatizador de la patología; el grado de enorme aceptación social del alcohol por parte de la sociedad a lo largo de los siglos...



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